A pesar de todos los esfuerzos realizados para reducir estas externalidades negativas, en la mayor parte de las ocasiones proyectos que nunca han pasado de eso, todavía queda mucho por hacer.
Por otro lado, el impacto de la crisis ha hecho que la protección del medio ambiente haya pasado a ser un asunto secundario, algo que ha caído en el baúl de los recuerdos frente a la necesidad de salvar el sistema financiero, algo tan ridículo como si por el hecho de salvar nuestro coche nos olvidásemos de comer o respirar.
Las medidas que se han adoptado hasta ahora son necesarias pero insuficientes, mientras las grandes potencias industriales del mundo no adopten una posición clara por defender el medio ambiente todas esas medidas serán inútiles.
Por último especificar que todas las externalidades de las que hemos estado tratando tienen un coste económico muy elevado. Ya que para poder reducirlas es necesario que cada empresa adopte unos estudios sobre impacto medioambiental, que supondrá la contratación de una empresa especializada en ello y el acondicionamiento de las instalaciones a las nuevas necesidades requeridas por los expertos en la materia. Para muchas empresas más vinculadas a la protección del medio ambiente, esto puede ser posible, sin embargo aún sigue habiendo un número elevado de empresas que no se acogen a estas series de medidas para poder reducir su impacto, ya que como se ha venido indicando supone un gasto muy elevado, y realmente en algunos casos no se genera más productividad. Otro lado, la gente en la sociedad se va concienciando de la importancia que supone cuidar de nuestro medio ambiente, no solo para esta generación sino, también, para las futuras.
Existen de todas formas, en la actualidad se están editando guías dedicadas a la actividad empresarial, como la Guía CERO CO2, destinada a que las empresas conozcan y puedan neutralizar las emisiones de gases contaminantes que generan, reduciendo así los efectos del cambio climático.
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